El temor a tener un inquilino moroso es un constante entre los propietarios que arriendan sus propiedades. Esta situación genera no solo una disminución en la rentabilidad sino también un camino complejo en el proceso legal para solventar el conflicto. Por fortuna, hay estrategias preventivas que permiten minimizar estos riesgos y garantizar una relación sólida con el arrendatario adecuado.
Para identificar a un inquilino con deudas pendientes es crucial una revisión exhaustiva de su historial financiero. Aquí te presentamos la guía completa para propietarios que desean asegurarse de no caer en la trampa de un inquilino moroso.
Un paso fundamental es consultar la existencia del arrendatario en la Base de Datos de Morosidad Inmobiliaria (BDMI). Este registro recoge la información sobre deudas previas con otros propietarios, así como posibles impagos en otros sectores.
Tras la autorización y la completitud de la revisión, el propietario obtiene un informe detallado de morosidad, ofreciendo un panorama claro del historial financiero del arrendatario.
Resulta fundamental, además, conocer la normativa que regula la protección de datos personales. Las empresas que manejan ficheros de morosos solo pueden efectuar consultas con el consentimiento explícito del individuo. Por tanto, el propietario necesitará una autorización firmada por el inquilino, además de sus datos de identificación.
Otra vía es solicitar al interesado que obtenga personalmente el certificado de inquilino no moroso y te lo presente. Si no posee ningún histórico negativo, no habría razón para negar este documento.
Identificar a un inquilino fiable es crítico antes de formalizar cualquier contrato de arrendamiento, para prevenir impagos futuros. Atender a la ausencia de referencias previas, la insistencia en el pago adelantado de rentas, retrasos frecuentes en pagos, el rechazo a un contrato escrito y la evasión al proporcionar información económica detallada son signos de alerta que deberán ser cuidadosamente evaluados.